domingo, 24 de marzo de 2024

LA SORPRESA



Hoy me levanté temprano, tenía cita con una mujer que me llamó ayer - te espero en esta dirección - dijo a través del hilo telefónico antes de cortar.

Se hacía tarde, pues había tráfico. Llegué a la dirección que me había dado en la cuadra trece de la avenida Arenales, me pareció extraño darme cuenta que estaba a la espalda del hospital Rebagliati, el taxi me dejó en la esquina - no puedo ir en contra señor- dijo, así que bajé y camine una cuadra larga. Sonó el celular, contesté sin mirar - te estamos esperando Iván - dijo una voz suave. Le expliqué que estaba llegando al número indicado - entra, te estoy esperando - entusiasmado por la insistencia en conocerme entré a un complejo del seguro social o eso lo parecía.

Llegué a una gran puerta, me identifique y me hicieron pasar. Era un centro médico, no había dudas. Escuché mi nombre y apellido. Pasé a un consultorio y una hermosa mujer vestida de negro con una bata blanca me saludó.

- Toma asiento Iván - dijo

Me senté sorprendido por la familiaridad con la que me trataba.

- Haz escrito un libro ¿No? - preguntó con una sonrisa que me robó el corazón y paralizó mis piernas.
- Si - contesté halagado y sorprendido por su afirmación.
- Bueno te diré que si no comienzas a cuidarte no escribirás más - dijo mudando sus amabilidad por un rostro severo - tienes el colesterol alto, los triglicéridos volando y ...

No entendí nada más de lo que decía. Estaba sorprendido, anonadado por la forma como me enteraba de mi condición médica. Cuando desperté hoy me sentía bien, con vigor, contento de abrir mis ojos a un nuevo día, pletórico y entusiasmado por la cita que tendría con la voz femenina del celular.

Ahora estoy de regreso a casa, de pronto pareciera que el peso del mundo está sobre mi espalda. Mis pasos son rengos, y sudo copiosamente.

No me gustan los hospitales.

Caminaré por el malecón.




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