martes, 15 de noviembre de 2022

Maruja y Barranco



"No recuerdes de dónde vienes, recuerda hacia donde vas…" dijo la dama y se fue caminando como lo haría una hada, con sus pasos casi sin tocar la acera  y una sonrisa limpia que iluminó la fría tarde de Barranco. 


Y allí me quedé contemplando la plaza. La misma plaza que  recibió mis lágrimas cuando hace años se quebró el amor en mi vida.  Pero hoy ese silencio y esa contemplación traían otros pensamientos, estaba agradeciendo por los días que estoy viviendo.


Es que hoy tuve una tarde de esas que un  simple mortal nunca imagina. Me reuní en la tradicional taberna “Juanito” de Barranco con la escritora Maruja Valcárcel para tratar  temas de la feria de Barranco y conversar de poesía, de literatura, de la vida. Ella después de regalarme otro libro suyo, de leerme alguno de sus poemas, que escuché, absortó. Me confió que había leído mi poemario y le había gustado, "es algo extraño a lo que hacen todos, pero es bueno, me gustó" y yo que he leído de ella en internet, que sé quién es ella para la poesía en esta ciudad, casi resbalo de la silla por tremendo halago, apuré entonces un sorbo del café caliente para reaccionar y no parecer un niño mimado por el elogio.


Agradecí entre murmullos sus palabras y me dediqué a escucharla hablar, con sus ademanes tan femeninos y esa mirada que observa todo. Habló sobre la poesía, como la piensa y cómo la vive, sobre la feria y su entusiasmo por encontrarse con tantos amigos suyos, tan queridos. 


Conversamos por largo rato o debo decir que la escuché.


"Voy a caminar un poco" dijo en señal de que la reunión había terminado. "Desea que la acompañe algunas cuadras", pregunté con cortesía, "no querido, quiero caminar sola". Yo sonreí con su franca respuesta. Así es Maruja, tan independiente, libre y tan femenina. 


No debo olvidar de donde vengo, dije pensando en voz alta antes de cruzar la calle y ella antes de despedirse me regaló la frase que inicia este post. “No recuerdes de donde vienes, recuerda hacia donde vas y hacia dónde quieres ir”.


Por eso contemplé largo rato la plaza, pensando cuando se alejó. 


Si en días de pandemia, me hubieran contado en la soledad de mi habitación en San Martín de Porres que estaría parado aquí. Hubiera pensado  que era una broma.


No se trata de llegar al final, se trata de disfrutar el camino.


Abrí el libro que Maruja me obsequió y encontré este poema.



ASI ES NOMAS


La vida cuando se embriaga

nos hace pagar el vino

por eso

cuando la encuentro

se lo doy

sólo a poquitos



Salud, me dije y apuré mis pasos…


Gracias, gracias, gracias.