martes, 24 de enero de 2023

Versos I




Los versos se los llevó Calíope

y no le importa         no los entiende

las rimas se hicieron adustas

las metáforas fueron solo ilusiones,

un poemario

dos borradores

y un pretexto

quedaron olvidados


Los versos se han ido

el silencio me abraza en esta madrugada

los recuerdos y su danza alrededor

 

En medio de gritos indiferentes

alguien intenta hacer canciones

alguna pieza que armonice con nada

una misiva no enviada

tiene mi nombre borrado 


Los versos se los llevó Caliope

la historia siempre es negra

si la cuentan ellos, los que matan


No tengo versos, solo penas 

la ciudad violenta me engulle

el ocaso es un llanto.


Abrazo la noche 

la vida es un rompecabezas


Me río tranquilo, el sol se está muriendo

los versos no son míos

son de ella






jueves, 19 de enero de 2023

EL GATO Y EL AÑO NUEVO






Desperté molesto por la maullidos, estaba soñando el mismo sueño recurrente de hace meses, el mismo rostro, la misma mirada, la misma sonrisa irónica y el mismo rechazo doloroso, o qué sé yo. Mi inconsciente y mi ego siempre están con tantos conflictos, que me desubican de mi centro gnóstico, pensé con ironía. Es la madrugada del día 02 del nuevo año, ¿Qué hora es? 4.20 am. Que raro lo siento, todo está igual. Cambió el año, pero nada cambió.

El gato y su llanto lastimero cortaban el silencio nocturno,  esos gemidos que parecen de niño reclamando a su madre, me habían despertado. Gato loco.


Abrí la ventana. 


- ¿Por qué lloras tanto gato? No hay luna.

- No estoy llorando se murió el gato/padre, lo atropellaron, cuando se corría de una gata loca. Me estoy despidiendo de él, nombrando a las generaciones. Es un canto a la....no entenderías amigo. 

- Lo siento gato, hay gatas que solo traen placer y problemas.

- Eso no importa amigo, las gatas locas son las más apasionadas, ellas arañan. Yo solo me despido de mi padre gato. Es nuestra costumbre. No como ustedes que lloran a sus muertos por años. 

- Yo no gato, yo  los recuerdo en el día, en las calles, en los gestos. A mi padre lo pienso, cuando me veo al espejo (dicen que me parezco a él). A mi hermana Carolina  la siento en la ternura de una palabra amable. A mi padrino en los consejos que recuerdo, a mis abuelos cuando recuerdo mi niñez. A mis amigos, el pollo Carlitos, a  Eduardo  en las bromas de mis amigos.

- Son extraños los hombres, no se visitan cuando están vivos y luego lloran cuando ya no se pueden ver.

- ¿Es irónico no? Mi padre quería terminar su vida en la inmensidad del mar de Grau, ¿sabes? Pero terminará en un cementerio en una tierra lejana, que nunca sintió suya. 

- ¿Y eso amigo?.

- No lo sé, eso ya no importa. Son historias de resentimientos de una mente retorcida que nada tiene que ver conmigo.

- Gato hazme un favor, cuando me vaya dile a mi hijo que me quemen y esas cenizas las dejen en el mar, y si les da pereza, en un río cualquiera y si aún así les pesa, en un wáter. De alguna manera llegarán al océano. Porque  no estaré en esas cenizas. Yo voy a trascender de alguna manera.

- !Ay! ya comenzaste a filosofar, me aburres poeta cuando lo haces.

- Tu me despertaste, no molestes, para qué me buscas si sabes como soy 

- Me caes mejor cuando eres incoherente y beodo. -  Cuando maúllo a la luna y ensayas un verso, cuando te sirves una copa de vino y me sirves otra, cuando hablas conmigo y ya no te asustas…

- Pero eres mi imaginación ¿Sabes?

- Jajajajaja ¿tu crees?

- Si gato, no estoy loco, solo tengo insomnio.

- Quizás solo eres el presidente de mi club de fans. Jajajajaja… son tan lindos los humanos y tan complicados. ¿No serás que te hablas tú mismo?  Como estás tan solo, hablas conmigo. Es normal amigo la soledad sabe hacer bromas

- Gato a esta hora no he tomado nada y hablo contigo, eso es anormal. 

- Anormal es que tengas el mismo sueño continuamente. Anormal es que sigas añorando. Ya no están. Acéptalo.

- Gato, a veces hablas con verdad.

- Sigue durmiendo poeta, este año será tuyo - dijo eso y se perdió entre las ramas. 


Luego lo vi saltar al otro edificio.


Sonreí, ya amanecía, miré por la ventana. El conserje con su viejo perro llegaban. Ya no dormí, me puse a escribir.



    




martes, 17 de enero de 2023

LOS TIEMPOS CAMBIAN

 




Caminar por la calle Mapiri en el Cercado de Lima en los años 70s era toda una experiencia para un niño próximo a cumplir seis años, todas las personas lo reconocían y lo saludaban con afecto y cordialidad. 


  • Oye chinito como estás creciendo - decía el hombre que pintaba autos en la calle

  • Chinito, dile a tu abuelita que hoy almuerzo con ella, que me separe un menú - decía el mecánico

  • Hey chino chiquito, saluda a tu viejo - saludaba hosco el barrendero.

  • A dónde vas muchacho todo distraído - preguntaba la señora que vendía  tamales en la puerta de la panadería 

  • A comprar pan señora - respondía educado el chinito.

  • Pero guarda el billete no lo debes llevar así - decía la mujer quitándole el dinero de la mano y guardándolo en el bolsillo del pantalón.


El niño se dejaba hacer, había visto a su abuela conversar con la mujer y suponía que era de confianza. El niño entra en la tienda, un chino de verdad, nacido en China lo saluda, pide veinte panes, diez franceses y diez cariocos.  


El mismo chino de la China le dice cuánto es, el niño saca el billete y paga.


  • Soblino - le grita luego el chino de la panadería - no puere tlaelme billete falso pue.

  • No señor chino, ese billete me lo dió mi abuelita responde el infante.

  • Anda dile a tu abuelita Luca  que es falso pue - dijo gesticulando y en sus modos el chino - lleva pan después me tlaes.


El niño regresó asustado  a casa con los panes, devolvió el billete a la abuelita y le contó lo que el chino panadero le dijo. 


La abuelita Lucrecia, salió rauda con su nieto de la mano a la panadería a pagar el pan. Iba angustiada e indignada, sentía vergüenza de que el chino de verdad, de la China, creyera que ella sabía del billete. Por el camino todos quienes la conocían la saludaron, ella con cara de pocos amigos, sonrojadas sus mejillas, contestaba con un movimiento de su cabeza. Llegó a la panadería, entró y el chino la saludó con alegría. 


  • Señola Luca, no hay ploblema ¿pala que venil?…le dije al soblino que después pagal pue

  • No chino, este billete no es mío, discúlpame, no sé que ha pasado - contestó la abuela.

  • No ploblema amiga, yo sabel, tu honesta


Ella pagó explicando varias veces que no se había dado cuenta que el billete era falso. El chino se rio y despidió deseando salud y felicidad para el nuevo año chino que comenzaba en esos días.


Cuando la abuelita salió del lado local de la mano de su nieto, miró a la tamalera para disculparse por no haber respondido su saludo por la vergüenza que llevaba. La tamalera esquivó la mirada y bajó la cabeza frente a la abuelita Lucrecia.


  • Casera disculpé no contesté su saludo estaba apurada, véndame unos tamales para la casa - dijo la abuela que ya había recuperado la serenidad.

  • Si señora Lucrecia, la entiendo pero tengo que decirle algo - contestó con voz nerviosa la mujer -  hoy no he vendido nada y mi esposo está enfermo ¿sabe? Estoy desesperada. Yo le cambié el billete a su nieto - confesó de pronto mirando al niño - Estoy avergonzada señora, necesito comprar medicinas para mí esposo enfermo y llevar comida para mis hijitos.


La abuela la miró en silencio, mientras la mujer rompía en llanto balbuceando palabras que no entendía. 


  • Casera yo entiendo que la necesidad es grande, pero aprovecharse de mi nieto me molesta - dijo después de unos segundos.

  • Perdone señora por favor - imploró la mujer con los ojos llorosos 

  • Véndeme diez tamales, toma. - le dijo ofreciéndole un billete de cien soles.

  • Llévelos señora, no me debe nada.

  • No me ofendas más, cóbrate y ve a casa a cuidar de tu familia, no me des el cambio, quédatelos.

 

La tamalera quiso besar las manos de la abuela, ella no se dejó. La abuela Lucrecia tomó la mano de su nieto y regresó a su casa.


 

Cincuenta años después estoy en una panadería comprando pan para mí desayuno, cuando busco mi billetera recuerdo que la dejé sobre mi mesa y solo tengo mi celular en la mano. 


  • ¿Tiene yape? - me pregunta la chica venezolana de ojos verdes.

  • Sí, claro - respondo inmediatamente y saco el celular para pagar. 


 La chica que despacha el pan, una chaparrita con acento de la selva me sonríe y yo que me desarmo allí parado.


Yapeo y le muestro la operación a la chica que me entrega el pan mientras me acuerdo de mi abuela Lucrecia y cuando compraba el pan para la casa.


Como cambiaron los tiempos me digo de regreso a casa.



 





EL GATO Y YO


- ¿Poeta estás allí ?

- Si gato observando como te balanceas ¿Por qué quedaste colgado de esa rama?

- Por seguir a una gata. Solo la miro desde aquí, la sueño. Pisé en falso y resbalé y aquí estoy. Oye,  si me escuchas llorar, ¿por qué no me ayudas?

- ¿?

- Gato el mundo se está rompiendo, el país está en llamas y tú detrás de una gata que solo te mira y se va. Das un mal paso y te dejan colgado. Me estoy riendo de ti…

- Deja de hablar y ayúdame.

- Hasta que me prometas que ya no irás por esos lugares. Que no dejarás que la gata te llame tan fácilmente.

- Poeta no tienes autoridad para pedirme eso. Tu corres detrás de una sonrisa bonita. Ay, me caigoooooo, que me resbalo coño, agarrame poeta, agarrameeeeeé

Y el gato voló hacia mis brazos.

- Ya estás seguro, pero no me arañes.

- Poeta eres el colmo, tú me pides que no siga gatas, no tienes autoridad para decirme eso.

- Gato las gatas y mis recuerdos  no importan. Mi país está en llamas. No me arañes y saca tus patas de mi cuello.

- Pero poeta ¿tú qué puedes hacer? si nadie te lee, eres un grito que oyen pero ignoran. Una voz anónima, haces versos a la misma musa que no te quiere, (aburres con eso), ¿no te das cuenta? escribes sobre perros. Tu mentor dice que eres malo, que no dices nada nuevo y como editor estas algo… ¿Oye por qué agarras mi cola? suéltame la cola, poeta, recuerda que somos amigos, suéltame la cola. No es mi culpa que la gente sea egoísta y no les importe tu país, …

- Gato malo, bocón

- Ay, no me des vueltas, me mareo, al techo no, a la rama, al techo noooo…a la gente solo le importa su vida, nada más, solo quieren trabajar, ganar dinero y ser famosas,  al techo noooooooo. Eres malo poetaaaaaaaa. ya no eres el niño que jugaba con gatos. Todos quieren tener razón, es lo único que les importa. También tuuuuuuú

- Te odio gato, aunque seas imaginario

Y el gato voló al techo.

Donde arrojo lo que no es importante.