Tengo cinco monedas que duermen en el fondo de un bolsillo,
una hoja en blanco inútil arrugada en la mano,
un morral cargado de sueños pendientes,
las huellas de la arena son mías
el silencio como un grito de indiferencia
es el rumor sordo que explota
en esa voz que no escucho
pero me pertenece
¿Qué hago aquí ? pregunto al cantinero
ahogando un recuerdo, dijo ayer
exorcizando demonios, dijo hoy.
Con cinco chilcanos lo ahogo, respondí
Ya van seis, dijo él
Disfrazado de poeta
engaño a la vida
no son los demonios, no son los recuerdos
es el miedo, el desorden que traigo
es la estima sujeta a un grito
es la tristeza tatuada en la espalda
es la indiferencia al niño
son los gestos hirientes del mundo
la palabra muda
la risa irónica
los arco iris pálidos
el segundo distante
¿Qué hago aquí?
digo girando alrededor de todo
en la hipérbole de una frase muda
que dice todo diciendo nada a la luna
entre reflujos de madrugada
lanzo el dado, no hay más opciones
¿Me quedo en la bruma perdido?
¿Me regalo diez céntimos de luz?
Las paredes no retienen sonrisas, me digo,
he regalado las monedas del barquero
por fin la hoja acoge un poema,
perdí el morral en una historia de niños
el mar limpió las huellas y la vida
Es mi voz que despierta del sueño
soy yo...
que huelo a retorno.