Mi amigo me animaba y al final me pidió que escribiera sobre la navidad. Quien me conoce sabe que Diciembre es un mes en el calendario que arranco a comienzos de año. Escribir sobre este año 2020 resulta trillado, cansino y repetitivo ante los abundantes post, videos y demás comentarios que hay en las redes y en todos lados. Qué decir de este año, de estas fechas, desde la habitación que ocupo, en dónde recibiré la navidad en soledad.
Y no es un drama, ni una lastimera forma de vivir, hace mucho la navidad para mí, dejó de tener sentido, perdió ese significado comercial que nos quieren imponer en los medios de comunicación. Cada año que pasa a mi manera la esquivo y me convierto en un simple observador de los afanes de todos por celebrar las fiestas, de sus idas y venidas por la compras, las ansiedades de las reuniones virtuales que hoy abundan, los regalos de los amigos secretos, los envíos sorpresa por delivery. Me incomoda esa melosa actitud que tienen todos en diciembre, más cuando en el resto del año se han mostrado cómo son en realidad.
A veces me imagino ser (según mi ánimo) un pajarillo posado en una rama que observa a todos correr de aquí para allá. Otras un pericote que evita ser aplastado por la prisa de los demás, tan concentrados en sus celebraciones y creencias. Mientras cargo la mochila a cuestas, con mis dudas existenciales, con mis ausencias, con mis recuerdos, con mis carencias.
Estos últimos años he recibido la nochebuena, lejos de quienes amo profundamente. Lejos de mi hijo, de mis padres, de mis hermanas, lejos del amor. Por alguna circunstancia cada años he recibido la navidad en algún lugar distinto y diferente, rodeado de personas buenas que me brindaban cariño y afecto. He sido casi siempre la visita, el peregrino sin hogar. Ese que lleva todo en sus bolsillos y mochila. Ahora que lo pienso, las navidades han sido de otros y no mías, porque mis pensamientos han estado con quienes me faltan y no conmigo.
Este tiempo de pandemia como le sucedió a muchos, la vida me quitó un trabajo, proyectos, muchos sueños. Se llevó a mi hermana Carolina, también a Carlos, un amigo entrañablemente hermano, dejándome aquí. Este tiempo la vida me gritó en la cara, que para algunas personas me había convertido en una carga, en poco más que un estorbo. Que terminada mi arrogancia me quedaba el pequeño orgullo de haber publicado un libro y seguir siendo un desconocido, que a veces escribe algún verso bonito. Este tiempo la vida ha seguido enseñando duramente quien es quien en la vida, quien critica malamente y quien motiva, quien es una razón para sonreír y a quien se debe olvidar. Pero ha atenuado también mi rebeldía, ha apaciguado rencores, ha encendido certezas, ha pulido mis palabras para bendecir y enseñado que ser agradecido es más importante. Sigo siendo el hombre testarudo, cada vez que se necesita de mi un poco de amistad y amor. Dócil ante la palabra amable y directo cuando veo injusticias.
Sin embargo este año la navidad es diferente. Pues yo mismo estoy diferente.
La soledad no me ha doblegado, la tristeza de perder alguien valioso para mí, me ha demostrado que aún cuestionando tanto a dios y a sus seguidores, mi convicción de una dimensión dónde está Carolina, Carlitos, mi padrino Andrés, mis abuelos, es firme. Hacer honor a la promesa hecha a Carito de ser un hombre sencillo y bueno, está presente, no se ha quebrado.
Sigo persiguiendo mis sueños, sin miedo al fracaso y entiendo ahora algo que conversé con mi hermana Carolina una vez cuando la llamé un 24 de diciembre, que se resumía en unas palabras simples.
"Hermano, yo he vivido navidades lejos de nuestra casa, pero jamás estuve sola. Conmigo estuvieron todos. Recuérdalo siempre, deja que Dios nazca en ti y cuídalo ."
Puedo recibir esta Navidad solo en una habitación porque mi familia está lejos y los cercanos, también están lejos. Puedo recibir esta nochebuena con una copa de vino y brindar por esta alma mía, escuchando a la "Sole" cantar
"Seguir siguiendo al corazón
Y coquetear con la intuición
Seguir creciendo y esquivando las rutinas
Seguir soñando en un rincón
Seguir creyendo que hay un Dios
Que me endereza de un tirón la puntería
Siempre voy detrás de lo que siento
Cada tanto muero
Y aquí estoy...
Tantos desiertos que crucé
Tantos atajos esquivé
Tantas batallas que pintaron mis heridas
Tantos incendios provoqué
Tantos fracasos me probé
Que no me explico como canto todavía
Y es que siempre voy detrás de lo que siento
Cada tanto muero
Y aquí estoy...
Por esos días por venir
Por este brindis para mí…."
Puedo llenar mi copa de nostalgia y de esperanza y así lo haré porque está Navidad no estoy solo.
Brindaré en esta nochebuena, y renovaré la esperanza que no he perdido. No estoy solo, repito, conmigo están todos los que partieron, están quienes guardo en mi corazón, están los que quiero y quienes me quieren.
Y también los que me apartaron o se alejaron, por ellos un brindis y mi bendición.
He perdido tanto en la vida, que el temor por vivir también se perdió.
Hoy celebraré la navidad por los míos y por mí.
Feliz Navidad
La vida aún es un regalo mientras amas…