miércoles, 4 de agosto de 2021

El amor y sus esmeros

 


Mauricio, mi hijo, vive en Brasil. 

Un día siguiendo ese impulso que tenemos los Adrianzén, decidió emigrar hace poco más de tres años. Antes de despedirse me dijo en un tierno abrazo ”viejo haz tu camino, ya te abandonaron y yo me voy, estás solo” lo escuché, lo miré a los ojos y pensé en ese momento “¿A qué me vine de España?”. Ahora que lo pienso me da risa.

Hace días mientras iba camino al Queirolo sonó el celular. Era Mauricio, después de saludarme me dijo,

- Mientras moldeaba las carnes preparando unas hamburguesas aquí en mi casa, recordé esa mañana que me levantaste de madrugada y me dijiste “cámbiate que nos vamos a caminar”, renegando lo hice y caminamos a oscuras por las calles de Pueblo Libre. Cuando amaneció me llevaste a la “Chicharroneria Kio”, me presentaste a tus amigos los dueños y me dijiste pide lo que quieras. Y yo pedí una hamburguesa papá y reclamaste porque esperabas que pidiera un chicharrón y te reíste viejo. ¿Sabes papá? ese día comí la mejor hamburguesa de mi vida. Estaba contigo y nos divertíamos. Quería que lo supieras...

Recordé esa mañana y disimulé mi voz quebrada, ocultando la emoción. Él me contó de sus días en Curitiba y luego se despidió como siempre, con cariño.

- Te amo papá 

- Y yo a ti hijo - le contesté

La distancia no es impedimento para expresar sentimientos o afectos por mi hijo, pensé entonces, la relación que tengo con él debe ser mejor que la que tuve con mi padre llena de distancias y desconfianzas mutuas. Lo único que debo hacer, me dije, es no repetir patrones que traigo a cuestas. Demostrar y decirle lo orgulloso que me siento de él, de su camino, del valor que tiene y que sepa que no está solo.

Meditaba así mientras estaba sentado con los audífonos puestos en mi mesa favorita, en el bar que frecuento y que a veces me sirve de oficina. ¿Pido un café o un chilcano?, me pregunté cuando escuché la letra de una canción. 

"El amor con sus esmeros al viejo lo vuelve niño y al malo sólo el cariño lo vuelve puro y sincero"; cantaba la negra Sosa. Disculpen los amigos argentinos si digo “Mi” negra Sosa, la siento mía. Pedí el trago ya era más de mediodía.

Lo que mi negra Sosa no sabía, pensaba, era que las letras de Violetta Parra (que yo escucho desde mi adolescencia) antes sólo tenían sentido cuando la dulce voz de la mujer que amaba en ese entonces me lo decía en ese lugar del final de la avenida Brasil. Ella acercaba sus labios y decía “Te amo” suavemente en el único oído que me sirve desde que nací y yo sentía en ese instante que nada me era imposible y que el Olimpo era mi casa, que Alejandro Magno no había conquistado nada, que yo había vencido al Cid, que Napoleón era un niño a mi lado, que Silvio cantaba tonterías, que Sabina era un borracho que no conocía la calle como yo, que la vida me llenaba de amor y nada importaba, ni las riquezas, ni el futuro...Que mi profesor de literatura, el pobre y burlado señor Torres, se hubiera desmayado leyendo mis versos de amor.

Que despertaría siempre con ella a mi lado.

Que era bueno, creyente, católico y nada me pasaría.

Sucedía que en esos tiempos llamaba amor a lo que era una simple pasión, hasta que un día sin fecha en mi memoria, cuando el camino se puso cuesta arriba, desperté sin nadie, rodeado de soledad, sin esa voz etérea y falsa. En medio de la nada, estaba sin monedas en los bolsillos, sin razones en el alma, con un gran vacío en el corazón pues había perdido los silencios, la conciencia, la paz y estaba con viento en contra. Cargando culpas y remordimientos. Recordaba mirando el vaso y pensando en mi hijo.

" Y al malo sólo el cariño…" repetía otra vez la negra Sosa, y yo que me pongo a pensar,

- Y si, fui malo…- apuro un sorbo.

- Pero no he muerto, aún sigo aquí - y termino el chilcano.

Con los años he aprendido, reflexiono, que “el amor y sus esmeros”, solo es un sueño que se debe conquistar, del que debes aprender y luego dejar pasar. El verdadero amor llega cuando cierras los ojos y escuchas tu voz interior y entiendes que todo lo que te ha sucedido solo fue un momento del que se debe aprender y que no se debe olvidar.

Que además todas las lágrimas derramadas solo han sido una liberación a lo largo del camino. 

Que la pasión tiene un nombre que es mejor no repetir. 

Que la indiferencia, esa fría mirada vacía, no te daña.

Que el amor no existe “si tú estás allá y yo aquí”, diría quien nunca entendió el amor.

Que la burla es de otros, no mía.

Que el egoísmo ahora debe ser la cárcel de las emociones que negaron y yo que todo lo di, estoy en paz.

El amor por una mujer es una falacia llena de pasión (digo y alzo mi copa para brindar) que se debe vivir para conocerlo, y que luego de sobrevivir a ese momento, si es verdadero seguirá conmigo. Ya después con el tiempo me llenaré de calma y del gusto por un buen pisco. 

La felicidad hoy, es verme sonreír frente a un espejo y pensar en mis días venideros. 

Ese amor por uno mismo, sana, y el amor por mi hijo es perfecto. 

Solo eso cuenta

Por eso pedí otro chilcano y ahogué los pensamientos que no sirven. Pues quizás muchos no estén de acuerdo conmigo. Porque cada uno con sus vivencias personales crean su mundo, sus paradigmas, y se guían por sus propias experiencias. 

En mi único oído que sirve, la negra Sosa daba paso a la voz de Sabina.

"El amor que no muere mata" dice con esa voz aguardientosa que gusta.

Y el recuerdo de la musa pasada que se acerca. Lo confieso.

Sonreí entonces, contemplé una vez más la calle, entonces le dije al mozo que ya me conoce.

- Trae una botella, que aun no aprendo. Soy solo un escritor sin logros (dice un pobre diablo) con ganas de beber sin recordar.

Y reímos juntos. 


                            






PD. Te extraño hijo, te amo.