lunes, 18 de febrero de 2013

Mi amiga Liliana: La historia de Osores



Era el otoño del año noventa, que en Lima se traduce en sol de día y frío húmedo por las noches. Por ese entonces Liliana trabajaba de auxiliar de educación en el Liceo Naval de San Borja. En realidad esa era la forma bonita de denominar  al auxiliar de conducta en un colegio. Liliana tenía a su cargo las cinco secciones del quinto de secundaria, además de realizar esa labor, ella se daba maña para ayudar, sin que nadie se lo pidiera, a la dirección general del colegio, pues era muy amiga del director.

Fue esa cercanía y amistad la que permitió que Liliana hiciera que yo entrara a trabajar en el  liceo, también como auxiliar de educación.

-          Oiga usted – me dijo el jefe de recursos humanos - ¿Quién lo presenta? – estudiándome de pies a cabeza.
-          Bueno vera….- comencé a decir – Me llamaron por teléfono y…
-          ¡¡ Yo!!… - se escucho fuerte y muy claro desde la puerta.
-          Señorita Agüero, disculpe – dijo nervioso el encorbatado señor – es que no sabía…
-          Para eso venia, aquí tiene el curriculum del joven y una nota del director – dijo entregándole los papeles, sonriendo para mí y guiñándome un ojo con picardía.
-          No se diga más, procedo entonces. – y agregó mirándome – el señor comienza el lunes ¿no?....
-          Si señor Rosales – dijo Liliana cortando la frase, casi fastidiada de la actitud sumisa del individuo – El lunes que inician las clases, será para las secciones de segundo de secundaria. Ven vamos… - agregó resuelta saliendo de la oficina y siguiéndola yo

Y así encontré trabajo aquel año noventa, gracias a Liliana y su temperamento avasallador y oportuno. Había bastado un solo comentario que le hice a ella hacia semanas en una reunión de la parroquia a la que asistíamos. Yo había olvidado la petición pero estaba claro que ella no.

En ese momento me deshacía en agradecimientos, pero ella cortó mis palabras diciéndome con su gran vozarrón…

-          ¡¡ Mira hijito, haz las cosas bien y no me dejes mal!! esto lo hago por mi amiga Jeannette y porque me das pena… - y su rostro dibujaba una gran sonrisa.
-          Ya después me invitaras una cerveza, ahora veamos tu uniforme y la movilidad que te corresponde.

Así era Liliana Agüero Lara, como yo la recuerdo ahora en la distancia. Se disfrazaba de mujer dura, de tosquedad, de palabras fuertes y frases directas. Para ella no había medias historias,  se hacía o no se hacía. La primera en llegar a una reunión parroquial y la última en irse…causante de que muchos corazones se abrieran a Dios y que muchos otros perseveráramos. A veces solía decirle, que ella era un gran corazón con patas y un sentimiento único por complacer al prójimo. Sufría de repentinos arranques de bondad, hasta el punto de compartir lo que no tenía y de realizar increíbles proezas en nombre de la amistad. Incomprendida e injustamente señalada por algunos, pero siempre solicitada por su empuje, por su valentía, por su coraje, por sus dones innatos que ella sabía contagiar en medio de fuertes gritos y una humildad ejemplar. Nunca pedía algo que ella no fuera capaz de hacer. Sincera y veraz hasta el punto de ser brusca; pero muy sagaz, ingeniosa e hilarante cuando la situación lo requería… 

Una mañana de Julio en el liceo se nos indicó que todas las secciones formarían en el patio principal para la actuación por el día del maestro. Y a la hora requerida sonó el timbre anunciado la actuación. Rápidamente todos los alumnos salieron de las aulas vigilados por sus auxiliares y se dirigieron al patio a formar  para la ceremonia que se llevaría a cabo a continuación.  Allí estaban el director general, el director administrativo  y toda la plana docente, los miembros de la asociación de padres, los representantes de la marina de guerra, a la que pertenecía el liceo,  autoridades invitadas del ministerio de educación y un escritor del cual no recuerdo el nombre.  Desde mi ubicación podía observar claramente el estrado colocado en el centro del patio y la perfecta formación de todo el alumnado del liceo, quienes en estricto orden  y atento silencio esperaban el inicio de la ceremonia.  Se procedió a entonar el himno nacional y posteriormente el director general se puso de pie, camino garboso hacia el micrófono y tomo la palabra…

-          Estimados profesores y colegas, padres de familia, representantes de la marina de guerra, autoridades del ministerio de…. – saludaba intentando no omitir a nadie.

Desde donde me encontraba observé que en las aulas de la segunda planta,  detrás de la ubicación del estrado, un alumno de quinto de secundaria,  de las secciones de Liliana,  se escondía en un aula. La busqué con la mirada y la distinguí presta en dirección  a las escaleras

-          …Alumnos todos… – continuaba el director con su alocución …
-          ¡¡¡OSOREZ!!! - Se escuchó de pronto la voz de Liliana –  ¡¡¡ OSOREZ!!! – esta vez por encima de las palabras del director, quien sorprendido intentó continuar…
-          Hoy celebramos el día del maestro…- alcanzó a decir…
-          ¡¡¡OSOREZ!!!...SAL INMEDIATAMENTE Y BAJA A LA FORMACION – se escuchó aún más fuerte, era la voz de Liliana desde las escaleras.
-          Hoy que celebramos el día del maestro… - volvió a comenzar el director
-          ¡¡¡OSOREZ TE HE VISTO, BAJA YA…O TENGO QUE IR A SACARTE!!!  – se escuchó la voz de Liliana, esta vez camino del aula donde se escondía el alumno quien asustado bajaba por la otra escalera

Luego de un prolongado silencio

-          Osorez por favor puedes bajar a la formación – imploró el director, ante la sorpresa general y la incredulidad de los invitados a la ceremonia.

Y pasados unos largos segundos, en los que el silencio expectante era rey y solo se oyeron los pasos veloces del alumno y la respiración fogosa de Liliana que le perseguía. El director se animó a preguntar con voz nerviosa…

-          Señorita Liliana Agüero ¿ya puedo continuar?
-          ¡¡¡ SIIII…SEÑOR DIRECTOR!!! – contestó Liliana acallando la voz del director en el micrófono.

Desatando la risa general de todo el colegio.  

Así recuerdo a Liliana gritando ¡OSOREZ! Así recordaré a mi querida amiga, con su andar apresurado, con sus gestos bruscos, con su risa a carcajadas, con sus exabruptos y graciosas respuestas a voz en cuello. Así le recuerdo,  cargando a quienes la desafiaban con las cervezas, tratando de inútiles a quienes ponían “peros” a la obra de Dios. Vistiéndose de monja por una causa, llegando de madrugada con las tarjetas de un retiro o las cartas de los padres de familia para los chicos de un retiro. Saliendo a  cualquier hora si alguno de nosotros le pedía un favor, amaneciéndose cuando estuve enfermo, cuidando del amigo afligido o del que más le necesitaba…




Le recordaré siempre con su guitarra y su ronca voz  cantando un vals criollo, con las cucharas en las manos acompañando una polka o sentada en el cajón tocando un festejo…

Pero más la recordaré como la viva imagen de Dios en mi vida…como la palabra cierta,  como el consejo sincero, como la madrina de Mauricio, mi hijo, como la amiga incondicional y hermana de Jeannette, como el resumen de la palabra amistad en su propia persona…como la amiga que siempre deseo lo mejor para mí.

Lo que soy ahora, tiene mucho que ver contigo también Liliana.

Hasta pronto Lila…te quiero mucho...te veo luego.