martes, 18 de octubre de 2016

Pepito...(primera parte)



Cuando nació sus padres le pusieron José  Antonio, en honor al vals de Chabuca Granda  que le gustaba a su madre, pero en su natal Chorrillos, en su calle, en su barrio, todos le conocieron por Pepito, porque así le llamó su abuela un día, Pepito  y así  le llamaron  desde aquel día.
  
..”...Pepito que lindos ojos tiene, Pepito tiene hoyuelos, ya camina que grandecito será, Pepito por aquí…., Pepito por allá…, pórtate bien Pepito…, no agarres eso Pepito… Pepito no te pelees, Pepito ¿ya fumas?, ¡Pepito ya tiene novia!!!..., Pepito que grande y fuerte estas…, Pepito que músculos…Pepito hijo mueve este ropero, pasa…, Pepito ya tienes bigote…, Pepito no me agarres así…, Pepito no hagas eso, Pepito que fuerte eres, Ay, Pepiiitooo, ay…  ¿Qué me estás haciendo…? Pepito, despacio, Pepito tengo miedo, Ayyy Pepito, no tan fuerte, Pepito creo que vas a ser “papito”…Pepito te salvaste, picarón…falsa alarma, Pepito…Pepito, Pepito hijo contrólate…”…Pepito todo el tiempo.

 Porque Pepito creció rápido y creció muy listo…



Con diecisiete años, Pepito era un muchacho deportista, vivaracho, fiestero y profundamente bohemio, nadie sabe cómo aprendió a tocar la guitarra, pero era muy diestro con ella, le gustaba cantar y encantar, los boleros y las rancheras eran su fuerte, el jovenzuelo era el alma de las fiestas chorrillanas y cuando se echaba a bailar era la envidia de sus amigos, todas las jóvenes y las no tan jóvenes, querían bailar con él. Era Pepito un joven  atlético, de aspecto bronceado y cabello oscuro, de ojos negros y mirada pícara,  sumamente seductora, la cual sabia utilizar. Gran conversador y muy hablador, galante y algo taimado a la vez, siempre caía bien a quien le conocía por primera vez. Era admirado por su porte y tamaño, pero era más deseado por las mujeres y algunos hombres…no tan hombres. Por ello su padre quiso que tomara otro camino y no el de las noches interminablemente bohemias y un domingo en el desayuno le dijo de pronto:

- Pepe… (Que así le decía su  padre) tienes que ayudar con la educación de tus hermanos. Eres el hermano mayor y yo no puedo mantenerlos a todos, así que te pondrás a trabajar en la lancha,  serás pescador como nosotros…y no puedes negarte, de lo contrario te vas de la casa.

Y  no se pudo negar, y la vida del joven Pepito cambio. En la oscuridad de la madrugada de un lunes se hizo a la mar…

Pepito  pescaba con su padre y su abuelo… pero no estaba contento.

Le gustó la pesca, lo que hacía, lo hacía tan bien como el mejor,  pero sus aspiraciones eran más grandes y altas, él quería ser alguien respetado y admirado, quería conocer el mundo. Un buen día se armó de valor y se presentó de voluntario a la marina de guerra del Perú, sin avisarle a nadie de su familia, solo se presentó e ingresó de voluntario…nadie sabía en donde estaba.

Más tarde en el cuartel...El sargento los observaba inquisidoramente, sorprendido agradablemente por la presencia y porte de Pepito. Me gusta, se dijo para sí, el militar.

-  Así que tú eres José…. – le dijo el sargento escrutándolo desafiante y casi con ira.
-  Si sargento, así me llamo, mi madre y mis amigos me dicen Pepe pero para los demás soy Jose – contestó el joven, mientras miraba al vacío con el     rostro rígido, preguntadosé... ¿Qué tiene este tipo?.
-  Para mi serás “la niña” , con carita afeminada y delicada – gritó el hombre casi escupiendo el rostro de Pepito.
-  ¿Estás de acuerdo? - preguntó.
-  No sargento… Me llamo José. - contestó el conscripto.
-  Me importa un carajo. Serás “la niña” – gritó como una bestia, el militar.



Y así le dijeron en la base del Callao, desde ese día, “La niña José” y  ello no lo iba a tolerar, porque él era Pepito....

 Cuando un compañero le llamó así en la cuadra donde fueron a dormir, Pepito le rompió la boca de un golpe,  borrando la sonrisa de todos en ese instante.


(Continuará...)



miércoles, 12 de octubre de 2016

A veces....


A veces suelo decir...
no me importa...
y la melancolía me abraza fuertemente...
A veces suelo decir...
soy fuerte...
y la pena de la ausencia consume mi paz
A veces suelo decir...
palabras que no siento
y mis actos me delatan vilmente...
A veces suelo decir...
estoy tranquilo...
y en mi corazón se desata la lucha...
A veces suelo decir...
promesas que atan...
y mi intención es estar lejos...
sintiéndome  libre...

A veces suelo decir...
todo está bien...
y mis palabras las lleva el viento que sopla...
dejándome sin ecos..
A veces suelo decir...
el tiempo es un bálsamo
y el tiempo castiga mis silencios...con su indiferencia
A veces suelo decir...
te perdono...
y la memoria no olvida...a la espera del desquite...
A veces suelo decir...
en ti confío...
y en la soledad, las dudas me asaltan...
llenándome de angustias insanas...

A veces suelo esconder mi rostro
con máscaras imaginarias
A veces suelo intentar
vivir una vida ajena ...distante
A veces suelo callar el grito
que nace  en mi garganta...y digo frases sin sentido
A veces me visto de valentía 
con gestos que no comprendo...
cuando me lleno de angustias
A veces cuando nadie me ve
me quiebro, renuncio...
desnudo el alma...
y en el oscuro silencio...
la razón me habla...



Y a veces despierta otra vez ...mi alma
y entiendo que algo me estoy perdiendo...
y repaso mis pasos...
y reconozco que el amor está cerca
y me inclino...y rezo
y me hago pequeño...casi nada...
y tu me levantas...me llevas...
me traes de vuelta...desde la tierra del olvido
y veo que amanece
y sonrío...
Y otra vez me siento vivo...
bendecido...
amado...

Y confío de nuevo
y susurro algo nuevo
y me lleno de esperanzas
y me digo...

A veces suelo decir 
todo es parte del camino...
la noche precede al día
el dolor precede a la alegría

Y suelo decir entonces 
encontré el camino
estoy de vuelta....

Y empiezo otro día...
como tantas veces...en mi vida




martes, 4 de octubre de 2016

Desde el olvido…te escribo


Te escribo desde el olvido...
Desde el  páramo ausente de tus risas
Desde la soledad que planea  sobre mi aura
Desde el silencio que aguarda una palabra...
Un gesto, un abrazo, un beso...te pido
Y desfallezco en espera de una mirada compasiva
De una caricia furtiva…

Te hablo desde el recodo de la vida...
Esa que fluye indiferente de mis sentimientos
Desde la ventana fría que enmudece de pena
Desde el camino que en soledad...hago
Desde el claustro que alberga nuevas esperanzas
Desde la banca que acoge mi intención
Desde la piedra del camino...

Te dibujo en mi recuerdo
En el día que muere rojo
Desde la tarde crepuscular...
Que llena de melancolía  mí andar por la arena
Desde las huellas de mi paso
Desde el cielo encendido
Desde la tierra árida…
Desde la cosecha perdida…
Desde el rosal seco…
Te llamo desde el abandono inocuo
Desde la dimensión que tú desdén me ha fabricado
Desde el lugar inhóspito al que me has condenado
Cuando ignoras mis versos
Mis pensamientos ingenuos
Mi voz que te nombra…
Mis  manos que te imploran



Te convoco desde el recuerdo…
¿Qué hago contigo?...Pregunto
¿Qué te digo?
La verdad que mis ojos anuncian…
la certeza que el silencio aguarda...

Te escribo desde el olvido…
Te  nombro…desde mi extravío…
Desde el camino perdido
Desde la hoja en blanco postrada…

Te escribo, te llamo, te convoco…
Te hablo…y tú…
Nada…
Me ignoras…

Sigo mis pasos...digo 
Aún estoy vivo...


                                                                                      Abril 2,014