sábado, 5 de diciembre de 2015

Mi canción...




Esta canción…no me pertenece
Nace libre, sin heredero
Sin espacio y sin tiempo
Estos versos que intento…
Vienen del corazón…
Y se elevan con sublime emoción

Esta canción es para ti…
Bella enamorada de la vida que aguarda…
Para ti muchacho inconforme  de mensajes ilustrados…
Para ti…joven agitador de cánones  impuestos
Para ti rebelde… que con sátiras hirientes
Incineras la rutina en  hogueras  de esperanzas

Estos versos son para ti…
Amada amante, que espera por mí regreso
Anónima conquistadora de sueños tiernos
Para ti…adalid de verdades  simples
Para ti…humilde agricultor de granos de sabiduría

Estas coplas que invento son para ti…
Espontáneo dibujante de sonrisas inocentes
Tenaz estudiante de misterios profanos
Para ti…pequeño infante de mirada audaz
Para ti abnegada madre de manos limpias
Silenciosa arquitecta de porvenires libres



Esta canción es por tu vida
Hijo, amiga, amigo, hermana lejana...hermano…
Guerrero valiente en una tarde gris que va cayendo
Luchador tenaz de sueños imposibles
Sembrador de semillas de gloria
Héroe silencioso, 
Icono de  nuevos tiempos…

Esta canción nace desde mi conciencia
Desde los pliegues del alma indómita
De mis manos que sangran
De mis pasos cansados
De mi alegría intacta
De las quimeras que tengo…

De esta canción me desprendo
De estos versos no soy dueño
Pues ahora que nacieron…

Son tuyos…tu eres el dueño
porque tu eres el sueño a cumplir






martes, 1 de diciembre de 2015

Confieso que....



Confieso que…no supe vivir
De acuerdo a lo que la sociedad esperaba de mí
Confieso que jamás transigí con la duda,
O con la maldad que alguna vez  me atrapo
Y ni me adapte,  y ni me acurruque al cobijo
De un nido caliente o puerto seguro
Confieso que…no supe vivir
De acuerdo a los dogmas,
Ni a los cuentos que aprendí
Confieso que no seguí camino tangible
Que algunos me mostraron
Y que me equivoque al intentar descubrir la libertad,
Erré el sendero intentado ser egoísta y feliz…
 Y luego una mano honesta me condujo de vuelta…
Confieso que… no supe vivir
Lleno de hipocresías y rencores malsanos
De conveniencias e intereses enanos
Confieso que…no supe vivir
Dentro de la oscura ignorancia
Y de nacionalismos funestos
O de fanatismos afiebrados
Que la razón  felizmente me conquistó e iluminó



Confieso que…no supe vivir
Pues fui fiel a mis sueños, no renuncie a ellos,
Ni a mi instinto por el buen corazón de otros
A las palabras del amigo cierto
A las lágrimas de mi madre
A los consejos de mi padre ausente…
Y que alguna vez me enamoré
Y fue un amor sincero, tierno y arrebatado
Inmaduro e imperfecto…..pero fue un amor
Que no supe cuidar…

Confieso que…no supe vivir
Sin esperar por un beso tierno
Una caricia, una palabra
Un aliento cálido que me lleve a mi tierra…añorada
Confieso que…no supe vivir
Olvidándome de quienes amo
Ni de mis amigos,
Ni pase coleccionando enemigos…
Confieso que…no supe vivir
Sin hacerle caso a mi corazón
Que me decía busca a Dios…
En el viento, en la mar, en la paz
En el día, en la vida…

Es cierto…no supe vivir…
Sin desear aprender a vivir…






martes, 24 de noviembre de 2015

Este es un país...



Este es un país que quiere ser feliz
Este es un país que  ama la verdad
Este es un país regado con sangre de su gente
Con sangre de los mártires anónimos
Con sangre de jóvenes intrépidos
Con la pureza de los sueños de sus madres
Con la verdad de los hombres justos

Este es un país que no necesita de más mentiras,
De falacias, de promesas incumplidas
De derrotas, de más penas, de más tristezas
Este es un país que necesita de justicia
De valores, de amores, de alegrías sublimes
De ejemplos, de sacrificios y más virtudes




Este es un país para los hombres probos
Para la mujer coraje, para los hijos ambiciosos
Para los mártires de la calle…
Para los héroes en el silencio

Este país, tan golpeado, tan desempleado
Tan herido, tan asaltado
Es un país que exige un deslinde
Con el pasado glorioso pero distante,
Este es un país que desea un presente de esperanza
De palabras de aliento, de sonrisas ganadoras
De espíritus humildes, de plumas osadas

Este es un país que no quiere saber más
De noticias funestas, de maltratos, de derrotas
Este es un país que necesita de todas las manos
De todas las voluntades, de todos los que sumen
De todos sus hombres, de todas sus mujeres
Del que está aquí y también allá...

Este es un país que espera por ti…Por mí….





viernes, 20 de noviembre de 2015

Los lobos....



Los lobos no están en el bosque
Ni son esteparios, ni solitarios
Ni ágiles, ni hambrientos
Los lobos que conozco…están entre nosotros
Sonríen y luego fríamente atacan
Cuando estas desprevenido…
Son envidiosos, egoístas
De almas enanas, y ambiciones mundanas
Los lobos que he visto…
Desnudan la inocencia de los niños
Se burlan del alma pura del creyente
Son testigos de inmundicias
Cómplices de injusticias
Verdugos de la verdad santa

Los lobos no están en los bosques
Caminan vestidos de negro
Asesinando  el espíritu… En un altar
Condenan el error humano
Y señalan, y sentencian,
Y te alejan del padre, y del hijo y del espíritu
Prohibiéndote la comunión



Los lobos que he visto
Mienten, calumnian y predican
Son humanos en su esencia…
Y también son hijos de Dios
No son todos, es cierto
Pero lobos son…nombran a Dios
Y gozan de la candidez infantil
Esos lobos pederastas, están entre nosotros
Celebrando misas, burlándose de Dios

Los lobos no están en el bosque
Están crucificando una y otra vez al hijo
Elevando sus manos en oración
Sintiéndose llenos del don de Dios…
Son esclavos de sus pasiones clandestinas
Caminan con nosotros…
Aléjate, denúncialos…
Caminan vestidos de negro,
Con traje de etiqueta, toga y levita
Usan velos blancos y son de suave hablar…

Los lobos no están en los bosques
Escúchales, no les sigas…que te perderán…





martes, 17 de noviembre de 2015

La culpa....


¡Tú tienes la culpa!
¿Yo tengo la culpa?
Nadie tiene la culpa             ¡la culpa es de Dios!
Y marchan impávidos                  sintiéndose libres de error…
¡Tú lo hiciste!
¿Yo lo hice?
Nadie lo hizo
 ¡lo hizo Dios!

Y así durante años, culparon a otro

¿Por qué mueren los niños?
Preguntaba un hombre con un fusil en las manos

¿Por qué existe el hambre, la miseria, la maldad?
Interrogó otro mientras descansaba recostado

¡Por que Dios no existe!     y si existe se ha olvidado de todos
Inquirió otro que contaba el dinero, que había robado

¿Por qué  mueren los hombres y mujeres buenos?
Reclamó otro pusilánime, con rostro deprimido desde un rincón

       Y así se pasaron los días     
               
cuestionándose




¿Por qué, mi hijo me ha abandonado?
Preguntaba una madre encorvada por el peso de sus joyas

No me alcanza para vivir             estoy depresiva
Comentó  una beldad,  antes de su tercera liposucción

¡La vida es una porquería! gritaron dos jóvenes
Mientras se inyectaban un poco de alegría

¿Dios?     ¿existes?   ¿Por qué mi vida es tan triste?
¿Por qué no me escuchan?     ¿Por qué ya no te buscan?
Preguntó alguna tarde un cardenal en Roma
Mientras ignoraba a un misionero              por andrajoso 

¿De quién es la culpa?
Me pregunto desde mi confortable habitación
¿Qué poder hacer?
Me digo, 
cómodamente  sentado en una terraza

Pensativo

A mi lado, en otra mesa, atino a escuchar

¡Tú tienes la culpa!
¿Yo tengo la culpa?
Nadie tiene la culpa          ¡la culpa es de Dios!             discuten

¡Todos! repito para mí             ¡Todos  tenemos la culpa!
Y sin saber más  que decir        
hastiado 
indignado 
me voy


Me levanto y me pierdo por el bosque más cercano










viernes, 13 de noviembre de 2015

Una mujer de verdad...



Una mujer de verdad
No camina detrás de mí,
ni va al borde del sendero....
Suele ser mi compañera
Y es casi siempre mi sabia consejera
No acepta sumisa mis razones
Perdona mis constantes errores
Es maestra en mis pasiones
Y es la paz de mis emociones

Una mujer de verdad
No se esfuerza en ser igual
Porque se sabe mejor…
Y no grita su feminidad…
Ni pelea un espacio o lugar…
Que no tenga ganado ya
Sabe ser sensual
Sabe ser coraje sin igual

Una mujer de verdad
No es feminista…ni machista
Es solo una mujer interesante
Es solo una princesa humilde
Una reina ilustrada…
Una guerrera apacible
Una diosa en el hogar
Una fiera con la prole

Es leño y es pan
Es vino y es alegría
No guarda rencores…
Es frágil al afecto como lo es una flor
Es la columna del corazón…
Calma el cansancio
Alimenta mis virtudes  
Exalta mis valores

Una mujer de verdad
Simplemente es hija
Es madre, es hermana…
Es esposa, es  amiga…
Es cómplice, es digna
Despierta mi ternura
Avasalla el amor que guardo
Es dueña de la voluntad que tengo...

Una mujer de verdad es mi otra mitad….

Una mujer de verdad….
Sabe ser mujer y punto…nada más



lunes, 9 de noviembre de 2015

La decisión de una mujer valiente...



Un buen día ella decidió tener su  hijo. Aunque tenía  ya cinco años de casada no había concebido  hasta ese momento. No porque no pudiera, sino porque él no quería.

-          Nada de hijos, el dinero no me alcanza, gano poco y no deseo nada por ahora – dijo tajante el esposo, mirándola con fastidio y arrogancia.
-          ¿y cuando seré madre? – preguntó  ella con escondida indignación.
-      ¿Cuándo…?- contestó pensando  que decir –…cuando pueda juntar un dinero y tengamos nuestra casa… - agregó sin convicción.

La mujer calló. Había aprendido que era mejor guardar silencio, reprimir las palabras, fingir tranquilidad y tomar sus decisiones sin que nadie las condicione. Esa escena había acaecido  ya hace mucho tiempo.

Era viernes, ella sabía que aquella noche, como todos los viernes,  él llegaría borracho y la buscaría. Hacía ya una semana que había dejado de tomar la píldora y sabía que tarde o temprano quedaría embarazada.

Descansaba en su habitación mirando la televisión, en realidad solo veía  imágenes,  su suegra ya dormía en su habitación y sus cuñadas se habían ido a la fiesta del primo Juan. El esposo entró a la casa haciendo ruido, casi cayéndose de lo borracho que estaba. Ella sabía por los pasos en donde se encontraba y cuando éste subiría las escaleras. Apagó el televisor y cerró los ojos, acomodándose en la cama  matrimonial.  Aún le quería,  no como cuando se casó, pero en el altar aceptó quererlo y respetarlo  en lo bueno y en lo malo, en la bonanza y la adversidad. Sus creencias religiosas le decían que ella debía ser madre para engrandecer el reino de Dios. No podía separarse o divorciarse, eso era malo.  Además su mamá desde pequeña le había infundido que una mujer de bien debía ser madre y para ello había nacido mujer,  y ella quería sentirse una mujer completa, quería criar a un hijo suyo, sentirlo crecer dentro de sí,  darle todo el amor que sabía ella guardaba. Pues para eso, insistía para sí, le habían enseñado  desde niña lo que tenía que hacer para ser una buena madre…

Pero le repugnaba que su esposo la buscara en ese estado, eso era lo único difícil, pero quería ser madre y ese deseo le animaba a tolerar todo eso. Creía todavía que las cosas se arreglarían si tenían un hijo.

El hombre entró a la habitación, encendió la luz sin importarle si ella dormía y la miró con deseo. Se quitó la camisa, en su rostro se dibujaba una libidinosa sonrisa, se acercó a su esposa y sacando de su bolsillo un pequeño paquete, le dijo con ironía:

-          Hoy amor nos cuidamos con un “ponchito” – dijo mostrando el preservativo – crees que no me he dado cuenta que no tomas las pastillas hace días….

Ella sorprendida apretó los dientes para no decir nada.

-          Te he dicho que no quiero hijos – dijo  con su apestoso aliento a alcohol, mientras se echaba torpemente sobre la mujer y le separaba las piernas.
-          Será como yo digo…  - agregó mientras entraba en ella con tosquedad.

La esposa solo  lloraba en silencio y le dejaba hacer sintiéndose humillada, ultrajada.  En su corazón todo el cariño que guardaba por aquel hombre mezquino, se convertía en decepción, en resentimiento…

Cuando él terminó. Se deslizó en la cama dándole la espalda a la pobre mujer que quieta lloraba en la oscuridad, ella le miraba con rabia e indignación. La crispación de sus manos, el dolor que sentía en ellas por la fuerza con que apretaba los puños, le hicieron reaccionar y relajarse…sé quedó pensando lo que acababa de decidir…por la madrugada se durmió segura de lo que haría.

Al día siguiente colocó las aspirinas en la cajita de  las pastillas anticonceptivas….




Pasado un tiempo, el hombre llegó a casa como todos los días a las seis de la tarde. Era viernes y como todos los viernes se encontraría con sus amigos para celebrar el fin de la semana de trabajo. Saludó a su madre, a sus hermanas que estaban en la cocina. Ellas le miraron y se dejaron saludar en silencio, mirándose a hurtadillas, nerviosas.  El esposo subió rápidamente a su habitación de soltero, ahora convertida en habitación matrimonial.  Le llamó la atención no encontrar a su esposa, sin embargo era más la prisa que llevaba, le tocaba llevar el ron y no quería llegar tarde. 

Se bañó rápidamente, salió desnudo y se dirigió al closet, al abrirlo su sorpresa fue mayúscula. Estaba medio vacío, no estaba la ropa de ella, tampoco la maleta negra que ella trajo. Rebuscó todos los cajones, la mesa de noche y no encontró nada. Bajó a la cocina dibujando en su rostro la desesperación que le dominaba, su madre  le dijo que lo habían abandonado. No podía creerlo, las mujeres le miraban, solo su hermana mayor le dijo,“por ser un perro machista”.  No contestó, las lágrimas y el llanto se lo impidieron.  Acariciándole el rostro su madre le dijo, “hijito se fuerte, yo te cuidaré”….ignorando las miradas de reproche de sus hijas.

La esposa, la mujer humillada  se había ido. Ella había tomado la decisión cuando sintió en su vientre a su niño moverse. Había roto con sus creencias, con su educación, con su pasado.

-          Mi hijo no tendrá un padre machista y miserable…yo seré su madre y su padre – dijo mirando desde la ventana la larga carretera que parecía no tener fin.

Y sonrió acariciando su abdomen, se sentía libre y feliz.

Y vaya que fue feliz con su niño…lejos de ese hombre.




viernes, 30 de octubre de 2015

Por amor...dicen



Estaba enamorado, o al menos eso creía,  en su mundo no existía  juicio alguno que lo alejara de ella. No existían razones o argumentos que pudieran calmar la pasión y la ternura que experimentaba cuando estaba cerca de ella. Se había alejado de sus amigos, de los más entrañables, casi no comía en casa, su familia le parecía extraña y lejana. Su día era dedicado exclusivamente a rendir tributo al amor que sentía por ella. Faltaba a la universidad para estar cerca de ella. Algunos le decían que era obsesión, otros que solo estaba atado “al calzón de ella…” o se burlaban entre ellos de las explicaciones que él intentaba esgrimir. Para él no había definiciones que valieran, ni fundamentos que le convencieran de lo contrario. Sus negros ojos misteriosos y su cuerpo sensual, lo tenían subyugado.

La recogía de su casa, del instituto, de donde ella se lo pidiera, la acompañaba a su casa y luego regresaba por ella para pasear por los parques y calles que le parecían senderos hermosos, llenos de flores y vegetación…la ciudad de piedra a su lado se convertía  en un valle de cuento, y las bancas u esquinas en mudos testigos de su historia de amor. Su tiempo completo era dedicado a  saciar su necesidad de acariciarla y besarla. Jamás se había enamorado de esa manera, con tanta fuerza y pasión que a veces llegaba a faltarle el aire cuando no la veía o ella no contestaba sus llamadas…

Y ella le correspondía en ese sentimiento… pero también le manipulaba cuando quería…

-         Cariño… ¿te puedo pedir un favor?... – dijo sentada sobre la cama, desnuda y terriblemente hermosa.
-         Si mamita…dime…
-         Mañana en el instituto tengo que dar un examen…y necesito un modelo… ¿puedes ser tú?
-         ¿modelo?...
-         Si…de corte de cabello de hombre…Si me amas deberías ayudarme… - agregó mientras acercaba sus carnosos labios a los de él.
-         ¿?...bueno… - dijo sumiso y temeroso…correspondiendo con pasión a la insinuación.

Al día siguiente, cuando se miró al espejo tardó en reconocerse, o adaptarse a lo que este reflejaba. Parecía un puerco espín, su cabello estaba cortado casi al ras. Había algunos claros visibles, su pelos estaban parados en algunos sitios y en otros simplemente no estaban. Debajo de la oreja derecha se notaba un gran parche blanco, con una notoria mancha roja, que le escocía con intensidad. Detrás, estaba ella con su bata blanca. En una mano, un peine negro y en la otra, una tijera…intimidante…

-         Listo termine…te he hecho un corte de moda – dijo satisfecha mirando su obra. Más allá unas mujeres tapaban sus labios conteniendo la risa.
-         ¡Señorita!... – dijo una mujer mayor, que parecía la profesora  – ¿Qué ha hecho? Deme las tijeras, trataremos de arreglar este adefesio…no me refiero a usted joven...
-         Ay Dios – alcanzó a decir el muchacho.

En la calle, él caminaba rojo de la vergüenza, sentía que atraía las miradas de todas las personas. La acompañó hasta su casa,…ojalá no te pongas un gorro, espero que no te avergüences...dijo ella seria, antes de despedirse con un largo beso. El camino por calles vacías hasta la suya, y soportó las bromas de sus amigos cuando llegó a su barrio. Entró con prisa a su casa, su madre horrorizada le preguntó que le había pasado. El dijo escuetamente…Nada…  fue a su cuarto,  y cerró con llave. Sus hermanas se reían a carcajadas  y sus primos no dejaron de burlarse, su abuela solo movió la cabeza de un lado a otro murmurando palabras ininteligibles.  Al rato un grito le anuncio que tenía una llamada al teléfono.

-         ¿Si? ¿Quién habla?...
-         Amorcito…soy yo… - dijo una melosa voz, exagerando y acentuando las palabras, en claro intento de parecer sexy.
-         Hola, cariñito...- dijo él, sin ganas.
-         Mañana tengo examen de manicure…me fallo mi hermano ¿puedes ser mi modelo?
-         ¿?.... (una larga pausa)
-         ¡Amorcito!... ¿estás allí?
-         Eeeste sip…ya cariñito…te ayudo… - dijo pasando su mano por el maltrecho cabello.
-         Te amo, que bueno eres conmigo…luego te compensaré, ya sabes cómo… ¿no?
-         Si… - dijo sin entusiasmo el muchacho.




Y allí estaba sentado a las diez de la mañana de un miércoles, con las manos extendidas sobre una extraña mesa, mientras ella concentrada manipulaba una pinza con la que cortaba sus uñas y retiraba los pequeños pellejos de sus dedos…

-         ¡Ay! … - dijo él mirando fijamente al espejo, evitando mirar a su enamorada.
-         No te quejes que solo he jalado un “pellejito…” - dijo ella con evidente fastidio.
-         Si pero debes jalarlo hacia adelante y no hacia atrás – contestó él mientras miraba el hilo de sangre que se deslizaba por su dedo indicé.
-         ¡Qué cobarde eres…! no me ayudas mucho… - dijo mientras aplicaba alcohol en la herida.
-         Perdona amor – contestó avergonzado, mientras sus ojos se tornaban acuosos, por el ardor intenso. 

A su alrededor las mismas mujeres que se rieron el día anterior, reprimían sus carcajadas y murmuraban entre ellas  compadeciendo al joven,…quien al cabo de dos horas se retiró con su enamorada, con sendos parches en dos de sus dedos. Visiblemente adolorido.

El domingo siguiente, le llamaron sus amigos desde la calle para que saliera a jugar fulbito…

-         No puedo… - contestó desde la ventana - …me he caído bañándome…y tengo una lesión – mintió.

Y miró sus pies, mientras sus amigos se marchaban. Allí estaban sus dedos con parches, con las uñas cortadas al límite que le dificultaban caminar, mucho menos jugar. Pedicure, dijo ella, no te va a doler, dijo…y la recordó inclinada sobre sus pies, experimentando con él (o practicando).

-         Necesito un modelo para una permanente y pintado de cabello… ¿puedes?... - dijo ella entusiasmada otro día, mientras él besaba apasionadamente su cuello.

Pero esta vez,  él se negó…y se pelearon…o ella se molestó y no contestó sus llamadas por días, sumiéndole en una depresión que le hacía sufrir mucho.  Su madre le miraba preocupada, sin decirle nada, sus hermanas solo se burlaban de él y sus primos ya ni caso le hacían, era un caso perdido, decían. Encerrado en su habitación a oscuras, por días esperaba que ella le perdonara y le llamara. Su abuela le miraba y movía la cabeza de lado a lado, decepcionada, el ciclo en la universidad ya estaba perdido.

-         …Estoy estudiando corte y confección…le dijo camino al hostal, cuando se vieron después de casi quince días.  

En la fiesta le miraban extrañados, algunos disimulaban una sonrisa y otros le preguntaban directamente sobre su camisa extrañamente desproporcionada, de mangas ajustadas y con un cuello exageradamente pequeño y colocado hacia atrás, que le incomodaba mucho cuando se encontraba de pie. Otros notaban y señalaban, entre risas, que el pantalón blanco le ajustaba mucho y ceñía mucho por debajo de la cadera. A duras penas podía contener su fastidio y deseo de irse… ¿Disfrazado de qué has venido?, le dijo su amigo Marco, el más íntimo. De nada…weón...contesto él, lacónico, apartándose y mezclándose entre los amigos en busca de ella. Quien orgullosa narraba como le había costado confeccionar las prendas para su amado y devoto enamorado a un divertido auditorio que no dejaba de observarle, conteniendo con dificultad las risas y las burlas.

Y así pasaron los meses…ella siguió unos cursos de comida internacional, y él tuvo una fuerte disentería. Ella estudió luego primeros auxilios, y aprendió a colocar inyecciones...y él tuvo dificultad para sentarse por días. Lo más difícil fue acompañarla a sus clases de defensa personal y tiro…estuvo enyesado del brazo por semanas… y luego a la academia de baile moderno (nunca se acostumbraría a las mallas).

-         Eres tan bueno conmigo…,  - dijo ella, agitada  a su lado. Mientras él miraba extasiado sus cuerpos desnudos que se reflejaban en el espejo del techo. Preguntándose como decirle aquello que quería decirle hacía mucho tiempo. Aún le gustaba, la deseaba, pero ya no la soportaba.

-         Deberíamos casarnos…-  y él abrió los ojos desmesuradamente…y tomó valor.
-         Tengo algo que decirte… - comenzó  a decir, cuando ella le interrumpió.
-         No te preocupes por nada, mis tíos en Estados Unidos ya enviaron mi vestido de novia…y también el terno que usarás ¿Cuánto calzas amorcito?... – preguntó curiosa.

El joven no contestó, la miraba furioso, mientras se vestía. Ya no le importaba encontrarla irresistiblemente bella y voluptuosa, apasionada y sexualmente desconcertante, dispuesta a todo. Solo quería salir de allí. El era "un macho peruano que se respeta".

-         He dicho algo malo… - preguntó desde el lecho, mientras cubría algo de su desnudez.
-         ¿Por qué te vas? Dime algo…

Alcanzó a escuchar él cuando cerró la puerta con fuerza, sin despedirse…

Caminó dos cuadras y comenzó a extrañarla….

Nadie sabe si regresó, si  se casaron o tuvieron hijos….esa es otra historia.