miércoles, 29 de mayo de 2013

Yuriko






-          “La distancia no impide que te sienta como un hermano, que te quiera y añore con cariño nuestras largas caminatas. Guardo de nuestra amistad los mejores recuerdos, las mejores enseñanzas y tu palabra más clara. Para nosotros  amigo no existe el ayer solo el futuro. Te quiero mucho y te llevo en mi corazón…firmado Yuriko”

-         Pd. Gracias por el regalo que enviarás.

A través de su ventana, a lo lejos se veía la Tokio Tower iluminada en la medianoche,  Kazuo terminó de leer la misiva, en la hoja celeste que tanto le gustaba, (hasta ese detalle recordó, se dijo Kazuo). Se acercó a su esposa que esperaba un niño, la abrazo con ternura y lloró largamente…

Yuriko tiene 35 años vive en Bielsa, un precioso pueblo escondido entre los pirineos aragoneses, en España. Tiene un hijo de 7 años de nombre Claudio y un devoto esposo que la engríe y mima desde que se conocieron. Ella nació en Perú pero por cosas del destino y los trabajos de David, terminaron en ese pueblo de hermosos amaneceres y románticos crepúsculos.  Se conocieron en el Cuzco, caminando las ruinas de Macchu Picchu, se miraron y sonrieron y no se separaron más.  Ella no se arrepiente de su vida, repetiría, dice, cada segundo y cada minuto de lo vivido. Se enamoraría con la misma intensidad y con el mismo hombre que conoció y emprendería la misma aventura que la llevó por diferentes lugares del mundo. Quienes la conocieron y quienes la conocen no la olvidan jamás, es de esas personalidades que arrastran con el ejemplo y con las palabras cariñosas y suaves que nunca ofenden…

-         “Desde la distancia te envío un gran abrazo y te agradezco por ser mi amigo, por lo que me diste como persona, por las risas y por las peleas y por ser, ese alguien en mis días tristes, en los que yo misma no me entendía, por ser mi amigo todos estos años, te quiero mucho y te llevo en mi corazón…firmado Yuriko”

-         Pd. Gracias por el regalo que enviarás.


Así decía en su párrafo final el correo que Sebastian leía entre lágrimas, sus compañeros de trabajo en Lima le miraban extrañados. Su jefe le interrogó y el no supo que decir, solo lloró…

Yuriko tiene  cáncer y eso no le impide planificar el futuro. Ella desde su cama con la ayuda de su ordenador portátil, de un bolígrafo, de una gran cantidad de hojas de muchos colores y de muchas postales se esta despidiendo de cada una de las personas que conoció en su vida.

Cuando le informaron de su enfermedad ella no se derrumbó ni se dejó llevar por el llanto. Le preguntó a su doctora cuanto tiempo le quedaba y salió tranquila, sabía lo que quería y como tenía que hacer las cosas. Llegó a casa, preparó la cena y espero a David, le contó lo que pasaba y luego de un largo abrazo y tiernas caricias le explicó lo que había planeado. David le ofreció su apoyo y todo su amor, la entereza de ella le hacía fuerte. Juntos  abrazaron al pequeño Claudio y se durmieron junto a él en el sofá…


-         “Por ello Cristina, te agradezco todo el cariño que me brindaste cuando estudiábamos juntas, tu gran espíritu y desinterés  porque logre alcanzar mis metas fueron de gran ayuda, eres una persona hermosa y mejor amiga. Te agradezco por aceptar ser la madrina de Claudio y por la ayuda que me brindarás. Te quiero mucho y te llevo en mi corazón…Yuriko”

-         Pd. Gracias por el regalo que enviarás
                                                               

    En Quebec Cristina no pudo terminar de leer, el llanto le impidió poder seguir con la lectura de la posdata, dejó caer la postal y sé apoyo en la cocina. Su esposo que regresaba de despejar la entrada de nieve corrió hacia ella…

   En Bielsa, Yuriko sonríe satisfecha, después de diez meses ha logrado luego de tediosas y largas charlas telefónicas, que sus amigos acepten su petición y se comprometan a enviar a casa un regalo, este  llegaría todos los trece de mayo de cada año desde alguna parte del mundo. Fue difícil convencerles de que acepten el dinero que  ella les enviaba. Pero nadie se negó a ayudarla, por ello estaba contenta. Claudio recibiría todos los años un regalo desde un país diferente, tal como ella lo había escogido y planeado. David  adjuntaría las cartas y los videos que habían grabado para cada cumpleaños del pequeño Claudio.

   La quimioterapia había hecho que su pelo se caiga, el dolor, los vómitos y el malestar no habían impedido que ella pudiera ayudar a Claudio con los deberes de la escuela o  que sembrará junto a su hijo y su esposo un pino que esperaba creciera tanto y echara tantas raíces que le hicieran inmenso.

   Aquellos meses junto a Claudio habían significado un bálsamo dulce al dolor que sentía cada vez con más intensidad. Las caminatas que hicieron juntos  tomados de la mano por el bosque a las orillas del río, eran su mejor alimento, el viento el olor de las flores, el susurrar de los árboles y las canciones de  amor que David le cantaba hacía que se olvide de la realidad que les alcanzaría. Llegó un día en que Yuriko no pudo levantarse más, aunque lo intentó con valentía, era más el cansancio que los pasos que lograba dar. Claudio preguntaba y en sus ojitos se notaba el temor y la tristeza por ver a su madre así. Ella le calmaba con suaves caricias cuando él se recostaba a su lado en la cama y se quedaba dormido hasta que David regresaba del trabajo y le llevaba en brazos a su habitación.

   Con David grabaron interminables horas de video, por cada cumpleaños de Claudio hasta que cumpliera la mayoría de edad.  Palabras para cada navidad, para cada celebración que los tres tenían juntos o para ocasión que a ella se le ocurría.

   Y así desde su cama Yuriko se despedía de cada amigo, de cada familiar, de cada compañero de trabajo que había conocido y sus palabras eran de aliento, de motivación y cariño, sus cartas y mails eran una invitación a valorar la vida y todo lo que ella ahora podía entender y comprender…
 
Once años después una joven pareja caminaba tomada de la mano  por el cementerio, se detuvieron delante de una lapida, a la que no le faltaban flores.

-         Cariño ¿te fue difícil vivir sin ella? – preguntó la joven con timidez.
-         No – contestó Claudio, mientras dejaba un ramo de rosas en la fría lápida donde descansaba Yuriko.
-         Porque ella nunca se fue, siempre me acompaño, me contaba cuentos para dormir, me daba consejos…En todos mis cumpleaños siempre me llegó un regalo de acuerdo a la edad que cumplía, con una carta de ella y un video. Cuando terminé la escuela ella me enseñó a hacer el nudo de la corbata y también llegó a casa la orquídea que debía de entregarte la noche de la graduación, era de color rosa como a ella le gustaba…Me enseño a cocinar…
-         Cuando estaba triste o la extrañaba demasiado, buscaba los libros que ella me dejó o que de un momento a otro llegaban a casa con alguna dedicatoria de ella…una conversación o un saludo,  siempre llegaban con alguna sorpresa…
-         Ha estado conmigo…ella me ha enseñado a querer la vida, me ha contado de  Perú, de sus costumbres de sus amigos, de mis abuelos…quiero conocer ese país ahora que soy mayor de edad…. ¿sabes Ainoha? soy lo que ella y mi padre han echo de mí…nunca se fue.- Diciendo eso el joven Claudio apoyo su mano sobre la inscripción y sonriendo agregó….

-         Te amo mamá Yuriko.
   
  Y juntos aquellos jóvenes se perdieron tomados de la mano por el bosque, cuando la bruma se despejaba.












jueves, 23 de mayo de 2013

Y me lo dices ahora....


                                                                                

Me lo dices ahora…con el tiempo marchitado
Cuando han pasado veinte años
Cuando nuestras vidas han caminado
Por ríos de alegría y tristeza
Cuando hemos conocido de cimas y abismos
De algarabías y soledades

Me lo dices ahora…
Cuando entonces yo lo sabía...
Con  mirarte solo a los ojos
Con ver el rubor en tus mejillas

Me lo dices ahora…
Cuando estoy tan lejos
Y tengo tantas cosas buenas que me rodean
Y a ti te asedian tus ángeles pequeños…
Cuando tu mundo..., no es el mío


Me lo dices ahora…Y sonrío…y confieso
Cuando te marchaste
Perdí  la inocencia, el alma mía
Tu diáfana mirada, tu risa limpia
La vida que me trasmitías
Porque niña…nunca fuiste mía…

Y…Me lo dices ahora...
Cuando vivo el presente
Soñando con el futuro para los míos
Cuando hay un océano que nos separa
Cuando tantos almanaques deshojamos
Cuando tantos instantes se perdieron
Cuando los árboles de mi túnel…decayeron relegados
Cuando mis tesoros se malgastaron


Me lo dices ahora…que ya no es nuestro tiempo
Y solo coleccionamos recuerdos….
Cuando solo queda preguntarnos
Y a veces lamentarnos…
De lo que hubiera pasado…

Me lo dices ahora…y solo pienso
Debí robarte un beso…


miércoles, 15 de mayo de 2013

Por los niños...



Por los niños que aún esperan…
Por los niños que no sonríen…
Por los niños que sufren
Por los niños esclavizados
Por los niños soldados
Por los niños con hambre
Por el niño que murió en nosotros
Permítaseme una plegaria…

Por los niños que mueren sin ver la luz
Por aquellos olvidados
Por los niños maltratados…
Por los niños pordioseros…
Por los niños asesinados…
Por los niños excluidos
Por los niños analfabetos
Permítaseme levantar mis puños…



Por mi niño, por tu niño…por aquel niño
Que no conozco, que ignoro…
Por el mundo que le dejaremos
Derramo una lágrima…indignado
Por las crucecitas blancas…
Que golpean mi conciencia
No puedo permanecer indiferente

Tantas palabras, tantas canciones
Tantos versos y tan pocos hechos…
Tantos ángeles…tantos inocentes
Tantos niños relegados…
Todo es poco, mucho es nada

                                                       Por mi niño, que ya no es un niño
Por  tu niño…por aquel niño…
Juntemos nuestras manos
Enlacemos nuestros sueños
Regalémosles el mañana…su mañana…